En dialogo con #NoNosHanVencido Verónica Ferreira docente y delegada de UTE del Jardín del Hospital Ramos Mejía, nos puso al tanto de la situación del edificio.
“Si abren los dos jardines, como corresponde, se abarcarían 800 vacantes en total”, señaló Verónica, que este 2 de marzo cumplió veintiocho años de docencia dentro del jardín. Tras el reclamo de la comunidad educativa, el gobierno porteño retrasó el inicio de clases para el miércoles 4 de marzo, pero padres y madres aún no fueron notificados sobre el lugar donde sus hijes comenzarían las clases.
El 18 de febrero, fruto de los reclamos de la comunidad educativa, el juez Marcelo López Alfonsín llamó a audiencia pública. Este viernes 6 de marzo hará una inspección ocular en el edificio nuevo para determinar si está en condiciones de recibir a les niñes. “A pesar de que el juez todavía no tomó una decisión, el área de educación inicial del Gobierno de la Ciudad, obliga a las maestras a cumplir horas en el otro jardín”, señaló a este diario Gutiérrez y advirtió que además “cuando los padres quieren inscribir a los chicos en el jardín del Ramos Mejía, les salta la dirección de la calle Catamarca”.
En ese edificio, “hasta el viernes los padres pidieron conocer los salones y les dijeron que no, porque todavía no estaban habilitados”, señaló Verónica Ferreira. Su hijo, que ahora tiene 23 años, también fue alumno del jardín. “Al patio le faltan baldosas, en la cocina no hay gas y la electricidad funciona mediante un grupo electrógeno”, relató una de las madres que fue a conocer el jardín de la manzana 66.
Finalmente, en la noche del martes, el Juez ordenó que arreglen el edificio y lo abran nuevamente para el inicio de clases.
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