El Mundial ya comenzó. El primer partido de Argentina contra Islandia abrió la cancha a nuestra selección y ya nos puso en modo hincha. Sin embargo, hay algunas cuestiones que, a pesar de no aparecer en el césped artificial, vienen con la camiseta puesta, pateando al feminismo y con el machismo como jugador delantero. El artista colombiano Giovanni Zitro recreó los uniformes de las selecciones que disputarán el título en la Copa del Mundo 2018, usando como lienzo, nada más ni nada menos, que el cuerpo de las mujeres.
En las fotos pueden verse a treinta y dos jóvenes desnudas, cubiertas por pintura que imita la camiseta de su país de origen, luciendo una bombacha diminuta que está “a medio arrancar”, debido a la clásica pose de las manos en la cintura. Algunas modelos se agarran el pelo con una mano y la ropa interior con la otra. Otras, sostienen la pelota entre las piernas, con cara de desentendidas, mientras pareciera que intentan derretir el lente con la mirada.
En un Mundial en el que Argentina envió a 222 hombres y solo 10 mujeres a realizar la cobertura, se pone en evidencia que, aún en los días que corren, la voz del fútbol sigue siendo la voz de los hombres y, con las imágenes de Zitro lo único que se consigue es invisibilizar las victorias obtenidas.
En los Mundiales anteriores, el número de mujeres periodistas destinadas a cubrir semejante evento, no superaban los dedos de la mano. En Brasil 2014 fueron cinco, mientras que en Sudáfrica 2010 sólo se contaba con dos acreditadas.
Mientras tanto, el ambiente del fútbol sigue siendo sinónimo de machismo. Así lo demuestra Marirró Varela, corresponsal enviada a Rusia 2018 por parte de dos medios de Mendoza, quien sostiene que, en los programas deportivos, no hay panelistas mujeres que puedan debatir sobre tácticas de futbol de la misma manera en la que sí lo hacen los periodistas varones.
Entre la lamentable situación de las mujeres en el periodismo deportivo, y el intento artístico de Giovanni Zitro, pareciera que, para algunos hombres, todavía las mujeres pueden tocar la pelota solamente como punto de apoyo para una postura “de rodillas”.
